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Introducing Maya: 3D for beginners

Nochebuena luna llena

En Nochebuena, un instante de emoción pura: paseo por la playa, la luna llena sobre un mar de plata.

Lo demás, mucho menos interesante pero bien y tranquilo. Me regalaron un diario de viaje -tapas duras, hojas sepia- y una bonita camisa que llevo puesta. Regalé discos. En Navidad comimos rancho en el hospital de Alicante, Bea tenía guardia. Nos enseñó bebecitos pequeños de los que opera. Nos contó que le gustan los niños chikitos, antes de los 7 u 8 meses en que toman conciencia de sí mismos y se vuelven un pozo de egoísmo, chantajeando a sus madres preocupadas de si su Hijo Único caga o deja de cagar. Nos habló de cómo manejan a esos padres treintañeros y babosos que hacen de los enanos el centro de sus vidas vacías. Los mismos que en Madrid arrastran a sus pequeños monstruos, ahítos y llorosos, a cortylandia para comprarles cosas sin parar. A ratos, la veía lúcida y simpática. Otros, la veía demasiado sola, demasiado fría.

Ayer, regreso en tren muy agradable. Me fumé un porro entero y enorme en la cafetería llena del tren, poniendo cara de pocos amigos como única precaución y nadie me dijo nada. Resistencia pasiva, lo llaman. Rollo Gandhi.

Hoy, trabajo sola en la oficina y es un placer.

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